Durante mucho
tiempo los contenidos se apoderaron
de mis cátedras cual maleza en un campo deshabitado… Crecieron, se reprodujeron
atrevidamente en los meandros recónditos del saber, impusieron su omnipresencia
por encima de cualquier otra hierba…
¡Por Dios: ¿cómo
dejé que eso sucediera?! ¿Por qué no apliqué aquella célebre frase que dicta: “Si
buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.”? Debo reconocer que los tiempos eran favorables
para su desarrollo y mis herramientas de labranza educativa y pedagógica -algo
en desuso- estaban quizá ya algo enmohecidas y desengrasadas…
Y los contenidos seguían creciendo. Mientras más contenidos había, más métodos expositivos o
pseudo-constructivistas se imponían y a ellos se encadenaban más actividades en
torno a procesos de aprendizaje por recepción que sofocaban el crecimiento de
nuevos aprendizajes. La tierra se debilitaba y los frutos ya no eran lo que yo
deseaba para mis estudiantes…
Y un día, al
apuntar el amanecer, recorriendo mi espacio curricular y abriendo mi ventana a
nuevas reflexiones, sentí que el aroma de nuevas hierbas estimulaba mi interés
y mi motivación. Dejé el encierro en el que me encontraba y precipitadamente salí
en búsqueda de algo nuevo llamado DADE… Su exquisito aroma me llevó a buscar
esas nuevas hierbas que perfumaban mi mente y estimulaban mi imaginación.
Tuve que
desandar caminos (desde el conductivismo hasta el conectivismo pasando por el cognitivismo
y el constructivismo); tuve que empezar a labrar la tierra con nuevos
fertilizantes que me ayudaron a cultivar el aprendizaje por descubrimiento y
por indagación; aprendí a explorar, a flipear y a aplicar conocimientos en
redes significativas y colaborativas pero por sobre todas las cosas aprendí que
“el verdadero signo de la inteligencia no es el conocimiento sino la imaginación”
como decía Eisntein.
El desmalezamiento
no fue tarea fácil -y no lo sigue siendo- : trabajé y trabajo día, y a veces
noches, pues los canales de irrigación del DADE no se detienen y hay que
aprovechar las aguas claras de nuevas vertientes; mis manos y mis ojos conocen
el cansancio y duele desenterrar viejas espinas convertidas en hábitos
convencionales. Se trataba de INVERTIR: invertir en tiempo e invertir en formas
de siembra. Se trata de llegar a la “planificación inversa”. ¡Sí estimados
Colegas: esa fue para mí una muy ardua labor! Pero comprendí, y no con poco
esfuerzo, que el diseño instruccional y la clase inversa son uno de los únicos caminos
para exterminar la maleza de raíz y ganar nuevos espacios para el aprendizaje
colaborativo. Espacios informativos, de elaboración cooperativa, espacios de exhibición
y de interacción. Aire nuevo y tierra fértil.
Y la pregunta
a la cual debo responder es ¿cómo elegí los contenidos? Pues bien, sentada en medio de mi campo
desmalezado, lo primero que imaginé fue el “resultado”: la belleza final de esa
flor que un día se abriría en mi espacio curricular; imaginé su aroma, sus
colores y en la complejidad didáctica de una perspectiva no lineal, intenté
imaginar qué nuevas competencias aportaría esa flor al mundo de la formación de
mis estudiantes.
¡Vengan,
vengan por favor a conocer mi nuevo campo cultivado! Es cierto, que hay mucho por
hacer aún pero la nobleza de la madre tierra todo lo puede y lo atesora y Uds.
son compañeros de labranza! Espero que al igual que mis sueños, Uds. también puedan
descubrir en este MAPA MENTAL la belleza de la flor que me imaginé para
homenajear a mis alumnos. (cliqueen sobre el mapa y él se abrirá a Uds.)
Y ¿por qué no?! Ya estamos en confianza, los invito también a entrar a jugar dentro de mi espacio curricular a través de esta INFOGRAFÍA INTERACTIVA , toquen cada imagen, cliqueen sobre ellas, sean curiosos, de-construyan mi escritorio, entren y salgan, siéntanse libres de crear vuestro propio recorrido. Son mis invitados de honor. Gracias por ESTAR JUNTO A MÍ.
No hay palabras para describir la emoción que sentí al leer tu reflexión. La riqueza de vocabulario y el análisis del curso es exquisito. Te felicito. Lo tuyo también ayuda a crecer. Vamos en camino del cambio. No es fácil pero vale la pena. Gracias.
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