domingo, 14 de abril de 2019

SUEÑOS Y PROYECTOS EN PERSPECTIVA OTOÑAL



De regreso a casa, el otoño me sorprendió con sus colores ocres y dorados que contrastaban con el celeste del cielo y el marrón de las calles. Una ligera brisa jugueteaba con las hojas que no cesaban de caer… Y de pronto me imaginé que esas hojas -que alguna vez embellecieron ese árbol- hoy debían caer para ceder su lugar a un nuevo ciclo natural de la vida. 

Así vi y observé, bajo un tibio sol otoñal, mi clase memorable: con algunas hojas que aunque luminosas caían al paso de mis reflexiones por pretender una actitud conductista (cf. “écrivez,  s´il vous plaît; regardez; répétez encore une fois, svp…”); otras, que pendían de un hilo desafiando al primer soplo de viento cognitivista (cf. Suscribirse en línea, a un sitio francés de especialidad, identificándose en francés) y unas -muy poquitas- que erguían orgullosas, casi perennes porque tuvieron el talento de construir lazos significativos con el entorno y hasta tuvieron el tino de conectarse con otras, para no morir en el intento de la sobrevivencia áulica (cf.  Producción de micro-secuencias dialógicas de saludos y presentación grabadas a través de videos que compartimos en comunidad colaborativa).
Sí, estimados colegas, diseñé una clase memorable centrada en las actividades, en el estudiante y en un aprendizaje activo y autónomo, donde cada estudiante podía ir descubriendo su propia motivación por la lengua y la cultura francesa y francófonas, en un entorno enológico. De a poquito, como la savia sube desde las raíces vigorizando cada parte de la planta, ellos iban descubriendo el sonido y melodía de la lengua francesa, el encanto de las palabras, su mensaje y lo que late culturalmente en cada una de ellas.

¡Sí, lo concebí, lo planifiqué, lo intenté pulir una y otra vez… como tantas otras veces pero fue en esa clase y sólo en esa, construida en tiempo presente, que se generó una propuesta que conmovió al estudiante! ¿Por qué en esa y no en otras? ¿Qué hice de más, qué puse de menos para CON-MOVER? Con-mover es decir: mover, movilizar a alguien con la ayuda de algo. ¿Con la ayuda de qué teoría logré ese día con-mover a mis estudiantes?  Como se los comentaba anteriormente: “no lo sé” y tiendo a pensar que no es la elección de tal o cual teoría lo que garantiza el éxito de una clase, sino el desafiante juego estratégico de la selección permanente y actualizada de diversos recursos y herramientas que nos permiten satisfacer las expectativas y estilos de aprendizaje de nuestros estudiantes, sumado a otros factores de orden pragmático y del orden afectivo-emocional de cada propuesta.


Antiguamente en la época de los conductistas, ellos sólo contaban en su época, con la base de la propia teoría del conductismo; pero hoy, tiempos después y en pleno siglo XXI, en la era de las competencias y del naciente conectivismo contamos con mayores posibilidades, más teorías, mayores cruces de paradigmas y de reflexiones teóricas productos de la evolución y de la historia de la humanidad. Por ende, mayores oportunidades de acertar -o de equivocarnos- en nuestras elecciones didácticas. 

Para mi primera clase del 2020 o del 2025, seguramente no haré lo mismo -de hecho, al igual que Uds. rara vez hacemos dos veces lo mismo-. Me gustaría llegar y sorprender a mis estudiantes con un desayuno de bienvenida a la francesa; me gustaría -como Merli-, hacerlos salir del aula y subirlos a un avión con destino final: Paris; me gustaría que sean felices en lo que hayan elegido ser! pero aunque no pueda llevarlos a Paris, Paris deberá venir a ellos a través de la virtualidad o la realidad aumentada; y aunque no pueda construir su felicidad, no cesaré de buscar para ellos “objetos culturalmente poderosos” portadores de esperanza en las esperanzas.

Un día, mi madre, sabia mujer y docente poderosa al mejor estilo Maggio, me dijo cuando yo estaba viviendo en el hemisferio norte, con cierta nostalgia por mi Mendoza querida: “Hija, nunca olvides que por cada hoja que allí caiga en otoño, en alguna parte, por misterio de la vida, se abre, en primavera, una nueva flor…”
Hoy, al ver caer las hojas del otoño en Mendoza, siento los aromas de los cerezos y almendros en flor, al borde del Sena…y esto me relaja y me ayuda a soñar en perspectiva, con una clase poderosa, junto a Uds. y gracias a Uds.  

2 comentarios:

  1. Que decirte María Marta, un placer leerte y no sabés lo expectante que aguardo cada una de tus publicaciones ya que me sorprendés gratamente. Un lujo acompañarte.

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  2. Gracias por compartirnos esa reflexión tan bella de tu madre. Me llevo palabras, sensaciones y emociones de tu blog. Salí enriquecida.

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